lunes, 15 de agosto de 2016

Nina

Nina

Zoe Saldana quiso hacerla, quedó a mitad de camino



5 Butacas



Como en cualquier Biopic, la clave está en el segmento de la vida que elegimos para contarla toda. Así pasa con todas, con las fabulosas que encara Clint Eastwood hasta las más insignificantes.

Ahí está el problema de Nina, la elección de sus últimos años, esa soledad y la consistente depredación de su espíritu y su físico, para contar una vida de lucha por los derechos civiles, de superación, de arte mayor, de fama y de miseria, quizá no haya sido lo más acertado.

El foco está en sus últimos años en Francia, alejada de su País, con esporádicas y muy complicadas actuaciones en un País que la adoraba como artista pero que cada vez toleraba menos sus excesos, hasta ese concierto final en el Central Park de NY.

Su relación con su último agente, gerente, enfermero, Clifton Henderson (correcto como siempre David Oyelowo) y sus penurias casi a manera de racconto de su vida pasada, son los ejes por donde se construye este relato.

Pero no solo es ese el problema con Nina, Zoe Saldana no es negra, ese pequeño detalle hace una gran diferencia, y es una bella actriz, Nina no era bella, al menos no en términos de belleza blanca, entonces estamos en problemas, porque hay que afear a Zoe, y eso se nota.

En algún punto, con unos dientes postizos, y una tez más oscura que la propia, parecía una caricatura de Denzel Washington.

Y al momento de las canciones, que las hay y la elección es buena, otro dato que no podemos dejar de mencionar, canta Zoe!!

No lo hace mal, hasta hay rasgos familiares en el estilo interpretativo, pero no es Nina Simone, entonces, para qué?

Para los que conocemos y admiramos su lucha, su arte, su cruce constante de los límites y su prédica, la película nos deja a mitad de camino, porque quizá no sea esa parte de la su vida la que queremos ver, la que hubiéramos elegido para contar todo, y si la idea era además contextualizar unas bellísimas canciones con la recreación de su momento de gloria, tampoco lo encontramos, ya que escucharemos a una buena imitadora, pero no más que eso.

Saldana moría por hacer de Nina, pero no es la adecuada, no lo es.

Una pena.

Francofonia

Francofonia

El arte no solo redime, salva



6 Butacas



Documental friccionado que, con la excusa de contar lo que pasó con el Louvre durante la ocupación Nazi, con sus obras, con sus empleados, y con su alma, ahonda en la noción del arte, en todas sus formas, como testigo privilegiado del paso del tiempo.

Narrado por una voz rusa, un documentalista nos intercala imágenes reales con imágenes de ficción para contarnos qué fue de todas ls piezas del museo durante la depredación del nazismo.

Cómo se trasladaron los cuadros (solo quedaron las esculturas) y cómo se protegieron en castillos de campo (con enromes sótanos) para dejar a salvo de las bombas y del rapiñaje alemán, siglos de historia del arte.

Con dos personajes representativos del espíritu francés, La República y Napoleón, que en las noches nos hacen un tour fantasmagórico por las galerías desiertas y oscuras, hasta la recreación del director del museo al momento de la llegada de los alemanes y del mariscal, un aristócrata alemán, encargado por el mismísimo Hitler, de conservar el patrimonio.

Cómo fueron conversando y acordando cosas, cómo el arte los puso en un mismo nivel de diálogo, cómo les preocupó lo mismo a pesar de todo.

El ritmo de Francófona es documental, la voz en off es rusa, con lo que agrega dramatismo y veracidad, las imágenes se mezclan de manera brillante y cadenciosa.

La película motiva una reflexión acerca del rol del arte en la sociedad y cómo este rol se vuelve indispensable durante una guerra.

Es un ejercicio moroso, pero necesario.