lunes, 6 de julio de 2015

independencia (o el golpe de cambios)

Durante el mes de Junio, en la clase de Literatura estuvimos trabajando y leyendo las crónicas del escritor chileno Pedro Lemebel y una crónica de Cristian Alarcón. Como consecuencia, elaboramos, en grupos, nuestra propia crónica. El tema de base fue "el ingreso de los jóvenes al mundo del trabajo y/o a los estudios superiores." Mi grupo se centró en la Independencia de esos ingresos, el sentimiento y la sensación de estar dando el primer paso a la universidad.

Por fin llegó ese día, aquel lunes 22 de mayo del año 2015. Ese día de nerviosismo, mordiendome las uñas hasta que no quedara dedo. Entonces, llegó ese día de dar mi primer paso hacia otro mundo, dónde nadie sabe cómo es hasta que lo vive, donde cambian muchas cosas. Afrontar responsabilidades sin depender de nadie. De esto se trata, de intentar hasta equivocarse o acertar.

Salí de mi casa con las llaves en el bolsillo pequeño de la mochila y la plata en mi billetera. Agarré del bolsillo del costado de la mochila la sube para pagar el boleto del tren. Ese que dice que sirve para la ida y para la vuelta. Desde la Estación de Adrogué hasta Constitución. 40 minutos apretada, todos que no paraban de gritar y de quejarse, se movían como si estuvieran bailando una chacarera. ¿Quienes se creían? Ninguno estaba cómodo y encima yo que tenía que estar pendiente de que no me abrieran la mochila ni que me toquetearan. ¡¡Por favor!! No les importa nada, solo te empujan y te hacen daño porque les conviene.

Después de tanto empujón ahí adentro, llegue a la estación principal: Constitución. Mientras caminaba para la línea C de subte, mi mente se perseguía con que iba a quedar como una tonta si me equivocaba de salón, que si pasaba eso iba a quedar marcada para siempre y todos se iban a burlar de mí. En ese momento, me tropecé con una baldosa que estaba salida para afuera. Era obvio que justo a mi en un lugar público me pasase eso.

Bajé en la estación Diagonal Norte para hacer combinación con la línea D así llegaba a la facultad. 20 minutos de viaje hasta la estación “Facultad de Medicina”. Me paralicé. Se me borró todo de la cabeza. No sabía si tenía todo lo necesario para empezar bien mi primer clase de Análisis Matemático I. Entonces empecé: calculadora, transportador, regla, escuadra.

Miro para afuera y faltaba sólo una estación para llegar. Mis manos se congelaron, no paraba de bostezar un segundo, pise a más de cinco personas. Ya tenía el diálogo en mi cabeza por si llegaba tarde. Bueno, me bajé. Despacito pero a la vez rápido subí las escaleras, esas que son infernales y que no terminan nunca. Esa sensación de que te estás acercando a otra realidad. En eso estaba pensando yo mientras me acercaba al aula 418.


 Además de la crónica escrita, realizamos una crónica fotográfica. Se las presento






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